La ciudad cuenta además con una amplia oferta cultural que se complementa con la formidable turística de la costa, con las grandes playas de fina arena como principal atractivo. Playas que, durante los meses estivales, permiten gozar de un clima típicamente mediterráneo, con agradables temperaturas que proporcionan las mejores condiciones para disfrutar de todos los recursos de la localidad..
Envuelta en un cinturón montañoso y con el Mediterráneo a sus pies, Gandía traslada al viajero a épocas pasadas de las que son buena muestra los majestuosos conjuntos arquitectónicos que se encuentran en el municipio. Así, el paso de culturas lejanas han dejado una rica herencia cultural e histórica que se perciben por toda la población y da fe de su renombre como villa cortesana que ostenta durante el siglo XV gracias a Juan de Borja, segundo Duque de Gandía.
La gastronomía local responde a las características naturales del entorno de la población, en el que la naturaleza proporciona los ingredientes para confeccionar una carta culinaria sana y de calidad. Así, el mar aporta los exquisitos sabores del marisco o el pescado en platos como la Fideuá, nacido en esta localidad. En la marjal se mantiene la mezcla de sabores con especialidades como les gambes amb bledes. Pero sin duda, la joya gastronómica son los postres cuya importancia reside en el uso de la caña de azúcar, cultivo de gran importancia en la economía local.
Una costa de más de siete kilómetros de playas con todos los servicios necesarios son la mejor garantía para visitar la zona costera. En una de las playas, la de l' Ahuir, todavía se conservan los antiguos cordones dunares que aportan al paisaje una especial belleza. Más allá de este paraje, al oeste del municipio, se abre el espacio para la marjal de Gandía, un ecosistema de alta importancia natural, con un gran abanico de especies de aves que toman la zona como lugar para su nidificación. En el otro extremo, desde la montaña del Mondúver se accede a una panorámica vista del litoral desde la que se puede llegar a ver la isla de Ibiza. Este entorno natural es el refugio para diferentes especies animales y disponen de un gran atractivo para los aficionados a la espeleología. Los valles del interior, con sus pequeños pueblos diseminados, es otra buena elección para descubrir la comarca de la Safor, con abrigos rupestres como la Cueva del Parpalló, con muestras de arte rupestre del Arco Mediterráneo declarado Patrimonio de la Humanidad.